Cuidarnos del envejecimiento prematuro no es tenerle miedo a envejecer

14 de agosto de 2021

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Envejecer es un proceso natural. De hecho nuestro cuerpo empieza su proceso de envejecimiento a partir de los 25 años en que comienza a disminuir la producción de colágeno y elastina, responsables de darle tensión a la piel y de ese aspecto “joven”. Claro, la disminución es progresiva por eso es que vemos los primeros signos años después.

Si, este es el proceso natural de envejecimiento, pero hay que sumarle los agentes externos que impactan sobre nuestro rostro deshidratándolo, como el sol, la contaminación, el frío, el maquillaje, por ejemplo, y últimamente las mascarillas. También están nuestros mismos hábitos, que a veces pueden ser agresivos con nuestra piel, como no cambiar la toalla de cara regularmente o usar la misma toalla para el cuerpo en la cara.

Con estas agresiones adicionales, el proceso ya no es tan natural ni paulatino. Es por esto, que la piel tiene su propia edad fisiológica. Es decir, que la edad de nuestra piel no necesariamente se corresponde con nuestra propia edad. Podemos tener una edad determinada pero nuestra piel puede tener signos de una edad mayor o menor según los cuidados que hayamos tenido. Si nuestra piel tiene una edad fisiológica mayor a la nuestra, entonces hablamos de envejecimiento prematuro. Ahí vienen las complicaciones, porque mientras más se dañe nuestra piel, menor será su capacidad para desempeñar sus funciones correctamente. Y claramente, no nos gustará su aspecto.

No debemos tenerle miedo a envejecer ni a los signos de envejecimiento en nuestra piel. Cada linea de expresión, cada “imperfección”, cuenta lo que somos, muestra lo que somos, ciertamente cada etapa tiene su encanto. El tema está en ser responsables con nuestra salud y, en este caso, con la salud de nuestra piel y de sentirnos cómod@s en ella.

 

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